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El voto en los Estados Unidos es un derecho de cada ciudadano
By Julie Powell / 02/03/2021 / Diversity, Equity & Inclusion
Nota del editor: Julie Powell, una exeditora política de Seattle Times, es gerente de marketing de GM Financial y autora publicada que comparte su experiencia como parte de nuestra cobertura del Mes de la Historia Afroestadounidense.
Una de las primeras ideas descritas para aquellos que estudian para convertirse en ciudadanos estadounidenses es el derecho (y en efecto, la obligación) de votar. Pero Ali Rizvi no necesitaba que sus materiales de estudio le transmitieran la importancia de votar.
“Dado que los Estados Unidos es el país más poderoso del mundo, quería participar en la elección de la persona correcta que nos represente frente a todo el mundo”, dijo el especialista de Sistemas de Información de Recursos Humanos (Human Resources Information Systems, HRIS) de GM Financial, que se convirtió en ciudadano estadounidense en 2020.
Ali había votado en su Pakistán natal, pero dice que el proceso es diferente allí. Quedó impresionado con la facilidad de la votación electrónica aquí y la asistencia que recibió de los trabajadores de la votación como votante por primera vez.
Como ciudadano reciente, Ali estaba entusiasmado por votar en las elecciones de noviembre de 2020. Pero para muchos en este país, cuyos ancestros nacieron aquí, no siempre fue tan fácil como encontrar el lugar de votación y dejar el voto en la urna.
Historia de la denegación del derecho al voto de los Estados Unidos
Durante más de 100 años después de la fundación del país, solo los terratenientes blancos y masculinos tenían derecho a votar. Cada vez que un grupo marginado en los EE. UU. ganaba el derecho, se necesitaba una enmienda constitucional para llevarlo a cabo.
Después de la Guerra Civil, la 15.a Enmienda les dio a los esclavos liberados, y luego solo a los hombres, el derecho a votar. Pero no fue sino hasta el movimiento de los derechos civiles y la Ley de Derecho al Voto (Voting Rights Act, VRA) de la década de 1960 que los afroamericanos pudieron emitir su voto sin temor a sufrir daños.
Las mujeres no obtuvieron el voto hasta 1920 con la aprobación de la 19.a Enmienda.
Los nativos estadounidenses (los primeros estadounidenses) ni siquiera fueron considerados ciudadanos, y mucho menos tuvieron derecho a votar hasta 1924.
Y en 1971, el Congreso aprobó la 26.a Enmienda que les otorga a las personas de 18 años el derecho a votar. Esos jóvenes adultos habían argumentado que, si tenían edad suficiente para ser reclutados y enviados a la guerra, tenían edad suficiente para votar.
Cada uno de esos grupos luchó duro por esos derechos. Un sinnúmero de afroamericanos fue golpeado o asesinado al intentar registrarse y votar antes de que el presidente Lyndon Johnson firmara la VRA en 1965. Las mujeres marcharon y fueron encarceladas durante más de 70 años antes de poder votar.
Y, así como hubo esfuerzos en 2020 para anular votos en algunos estados que votaron a los demócratas, en los últimos años ha habido intentos de revertir el progreso sobre el derecho al voto.
En 2013, la Corte Suprema, en dictamen mayoritario, consideró que las minorías ya no necesitaban protección e invalidó disposiciones claves de la VRA. Esas secciones requerían que los estados con antecedentes de supresión de votantes tuvieran autorización federal antes de poder realizar cambios en sus leyes relacionadas con el voto.
Ese fallo desató medidas en todo el país que muchos consideran que apuntan a suprimir el voto en las comunidades de color. Más de 860 lugares de votación en todo el país cerraron después de 2013, según el Fondo de Educación de la Conferencia de Liderazgo. Como ejemplo, el secretario de estado de Indiana cerró 170 lugares de votación en distritos electorales con las poblaciones latinas y afroamericanas más grandes del estado.
El efecto de una menor cantidad de lugares de votación significa filas más largas para las personas que a menudo no pueden salir del trabajo durante horas para permanecer en esas líneas y una carga desproporcionada para los votantes que no tienen transporte para llegar a un lugar de votación fuera de su vecindario.
Desde enero de 2021, hay un proyecto de ley pendiente en el Congreso, que lleva el nombre del difunto defensor de los derechos civiles, el representante John Lewis, que restauraría las protecciones originalmente descritas en la VRA. Reintroduciría la supervisión de los cambios en las leyes relacionadas con el voto, como la identificación de los votantes o la reducción de materiales de votación multilingües, prácticas que históricamente se ha hallado que tienen un impacto discriminatorio. Entre las otras disposiciones del proyecto de ley, se incluye lo siguiente:
- Permite que un tribunal federal someta a revisión a estados o jurisdicciones cuando el efecto de una medida particular relacionada con la votación llevara a la discriminación racial y negara a los ciudadanos su derecho a votar.
- Aumenta la transparencia al requerir un aviso público razonable para los cambios en la votación.
- Permite que la autoridad del fiscal general de los EE. UU. solicite que los veedores federales estén presentes en cualquier lugar del país donde haya una amenaza grave de discriminación racial en la votación.
- Permite un mandamiento judicial preliminar en los casos en los que exista la necesidad de una reparación inmediata de prácticas de votación discriminatorias.
- Aumenta la accesibilidad y las protecciones para los votantes nativos estadounidenses y nativos de Alaska.
El proyecto de ley se aprobó en la Cámara de Representantes en 2019 y actualmente forma parte del Comité Judicial del Senado. Un proyecto de ley complementario, H.R. 1, ampliaría el registro de votantes, limitaría la eliminación de votantes de las votaciones y establecería comisiones de redistribución de distritos independientes y no partidarias. Ese proyecto de ley también se aprobó la Cámara de Representantes en 2019 y está a la espera de una resolución en el Senado.
En el futuro, será necesario que todos los que participen en el proceso electoral mantengan el derecho al voto de cada ciudadano. Ali se compromete a ser una de esas personas que hacen oír su voz.
“Mi padre me dijo que tengo que inscribirme para votar”, afirmó. “Él quería que tuviera la experiencia de votar”.

By Julie Powell, GM Financial
Julie Powell is a published author and former journalist. She grew up in a Chevy station wagon and has driven GM cars most of her life, including a pink Cadillac! She can’t wait for the upcoming GM EVs for her next ride. When not writing about Mode, she’s reading books on politics or watching Turner Classic Movies with her three dachshunds.
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